Las familias que han optado por Montessori no buscan una educación convencional. Conforme acompañan a sus hijos en su desarrollo pueden descubrir lo que esta filosofía pone en práctica a través del material de desarrollo y de una pedagogía científicamente diseñada, favoreciendo así, una educación que trasciende a lo largo de la vida, no obstante, los detractores de este sistema, suelen ser personas que no lo conocen, y que se guían por prejuicios o ideas preconcebidas.
A continuación les presentamos algunos mitos que, con frecuencia, escuchamos a nuestro alrededor, y la explicación de lo que en realidad pasa en Montessori. Acompáñennos leyendo este contenido que formó parte de la plática que ofrecieron las Guías de Casa de los Niños, el pasado mes de septiembre.
Mito: “Los niños Montessori hacen lo que quieren”.
Realidad:
En un ambiente Montessori existen límites claros, los cuales, lejos de ser impuestos por el adulto para controlar al grupo de niños, son guías que permiten autorregular el comportamiento; están basados en el respeto y la empatía, dan seguridad al niño, y una estructura que le ayuda a saber qué hacer. Estos límites se enseñan con el ejemplo, en el desenvolvimiento cotidiano, pero también se verbalizan, haciéndolo de una manera positiva, mostrándole al niño cómo se hacen las cosas, en lugar de saturarlo sobre lo que no puede hacer.
Los niños van aprendiendo a manejar la libertad, que evoluciona a medida que lo hacen ellos; de esta manera, pueden tomar decisiones, como elegir el material con el que van a trabajar, el cual le ha sido presentado previamente por el/la Guía, de manera que el niño sabe lo que está haciendo, con un propósito inteligente.
En la convivencia diaria, un niño aprende que tiene derechos, pero los demás también, por lo que tiene el deber de respetarlos. El niño comienza a verse como parte de un todo y comprende que tiene una responsabilidad con ese ambiente en el que se encuentra, desarrollando así la empatía. Aprende también que todas las acciones tienen consecuencias, y que es importante asumirlas, aunque a veces no sean de su agrado. De allí se va construyendo la autorregulación y la autodisciplina, por lo que no es necesario que el adulto tenga que imponer o controlar, pues el niño poco a poco lo va haciendo por sí mismo.
Mito: “Los niños Montessori están menos preparados”.
Realidad:
La filosofía Montessori se centra principalmente en el desarrollo humano; el aspecto emocional del niño es el eje primordial, pues al sentirse seguro, en confianza, querido y atendido, el aprendizaje se va generando de manera natural y significativa. Se trabaja en pro de construir herramientas emocionales que le preparen para la vida, para la toma de decisiones, a través de la tolerancia a la frustración y la solución de problemas.
En el aprendizaje de conceptos, lo concreto es base de lo abstracto; es decir, en los primeros seis años el niño manipula el material, lo explora y trabaja usando todos sus sentidos, así comprende la lógica de los procesos, el origen de los conceptos que más adelante aprenderá de forma abstracta. De esta manera, en su memoria, quedará guardado el proceso concreto y será muy fácil memorizar el concepto.
De los 6 a los 12 años, a través de su mente matemática y razonadora y a su, cada vez mayor, capacidad de abstracción, podrá explorar procesos de matemática más complejos, y con la imaginación, comprender más allá de lo que puede ver y tocar, a través de la investigación, la exposición y el trabajo en equipo.
Mito: “La metodología Montessori no favorece la creatividad”.
Realidad: Montessori favorece la exploración y responde a la curiosidad desde los primeros años de vida, a través de experiencias concretas.
El ser humano es creativo por naturaleza, por eso en Montessori nos ocupa el cuidar la capacidad de asombro que tiene el niño.
María Montessori decía que la imaginación es una expresión de la búsqueda de la verdad, y que se necesita para abstraer ideas de lo concreto que puedan transportarlo al mundo que lo rodea.
Considerando que es durante los primeros seis años de vida que se crea la estructura del cerebro, Montessori provee al niño de esta etapa, de experiencias concretas que lo ayudan a ordenar sus percepciones, sensaciones, emociones y recuerdos, y por eso se hace énfasis en partir de la realidad y evitar la fantasía. La abstracción y la imaginación aumentan a partir de los seis años y, por ende, la creatividad.
Gabriel García Márquez es un ejemplo de creatividad en el campo de las letras. En su libro autobiográfico: “Vivir para contarla”, concluye sobre su experiencia de haber asistido a una escuela Montessori:
“No creo que exista método mejor que el montessoriano para sensibilizar a los niños en las bellezas del mundo, y en despertarles curiosidad por los secretos de la vida”.
Mito: “Necesitas adaptar totalmente tu casa y el espacio que te rodea para llevar a cabo la metodología Montessori”.
Realidad:
La filosofía Montessori nos pide incluir e integrar al niño, en la medida de lo posible, a la vida diaria, dignificándolo como persona, de tal forma que en casa podemos utilizar algunos elementos que lo acerquen a este mundo diseñado para adultos: un banco multiusos para alcanzar el fregadero, el lavabo o apoyar los pies para sentarse en la taza del baño; cubiertos más pequeños y un vaso de vidrio más cómodo para su mano; dejarle a su alcance lo que puede tomar con libertad, retirando aquello que pueda ser peligroso o muy delicado; un cesto donde pueda llevar su ropa sucia; una cama baja que pueda tender; utensilios para que pueda limpiar diferentes cosas, etc.
Podemos seguir con el orden, que ese nos viene bien a todos. De entre sus libros y juguetes elegir algunos para no abarrotar el lugar donde se ponen y así, poder clasificarlos y darles relevancia. Es mejor rotarlos en un estante pequeño que saturarlo con objetos que lo van a distraer y le van a dificultar mantener el orden.
Organicémonos para tener “un lugar para cada cosa, y cada cosa en su lugar”, porque enseñar con el ejemplo es una de las maneras más sencillas de adaptarnos a mejores hábitos.
Mito: “Es una moda”.
Realidad:
En 2022 Montessori cumple 115 años de servir a los niños, llegando a muchísimos países en todos los continentes, con un crecimiento continuo y una aceptación cada vez mayor, incluso por parte de la educación pública de países como China, India y Holanda.
Su vigencia se debe a los fundamentos científicos y humanistas que responden a las necesidades e intereses del ser humano en desarrollo. Su pedagogía parte de la observación y de la utilización de material diseñado para responder a las diferentes etapas de desarrollo, considerando siempre que es el niño quien se construye a sí mismo a través de la experiencia, y que el adulto es un guía que lo orienta para ir de reto en reto, y de logro en logro.
Lo más valioso en Montessori es la observación, que le permite ser una pedagogía más respetuosa con el ritmo de cada niño y más asertiva en la utilización de sus herramientas, por lo que responde a las necesidades esenciales de autoconstrucción, universalmente.